Son goles soñados, son goles que uno siempre tiene en la mente que pueden llegar a pasar y más en el año del centenario, en nuestra cancha y después de muchos años esperando conseguir un torneo local. Hicimos un gran torneo y por eso pudimos levantar la copa, que era muy preciada por los 100 años de Melgar. Cuando uno tiene procesos futbolísticos, eso te lleva a buen puerto. La vuelta del 2015 era con mucha expectativa e ilusión porque volvía con un entrenador que me conocía mucho como Juan Reynoso.